con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. —Filipenses 2:3
Aqui les comparto este relato:
Cuando terminó la final de la Liga de Fútbol Americano y los Green Bay Packers les ganaron a los Bears [Osos] de Chicago, mi hija Lisa notó que Eliana, su hijita de cuatro años, estaba llorando. Le pareció extraño, ya que a ninguno de los padres de la niña le interesaba particularmente quién ganara el juego. Cuando Lisa le preguntó por qué lloraba, ella dijo: «Me dan lástima los Osos. Parecen tan tristes». ¿Podemos aprender de una niña alguna lección sobre la compasión? En un mundo donde ganar es tan importante y donde los perdedores son rechazados, olvidados y tratados injustamente, necesitamos recordar esto: Cuando vemos que otros lidian con una pérdida, ¿estamos dispuestos a llorar con ellos, darles un abrazo y ofrecerles ayuda? Varios pasajes de las Escrituras nos desafían a tratar a los demás con compasión.
Filipenses 2:1-3 nos dice que pensemos más en los demás que en nosotros mismos, que nos ocupemos de sus necesidades y no solo de las nuestras.
Aqui les comparto este relato:
Cuando terminó la final de la Liga de Fútbol Americano y los Green Bay Packers les ganaron a los Bears [Osos] de Chicago, mi hija Lisa notó que Eliana, su hijita de cuatro años, estaba llorando. Le pareció extraño, ya que a ninguno de los padres de la niña le interesaba particularmente quién ganara el juego. Cuando Lisa le preguntó por qué lloraba, ella dijo: «Me dan lástima los Osos. Parecen tan tristes». ¿Podemos aprender de una niña alguna lección sobre la compasión? En un mundo donde ganar es tan importante y donde los perdedores son rechazados, olvidados y tratados injustamente, necesitamos recordar esto: Cuando vemos que otros lidian con una pérdida, ¿estamos dispuestos a llorar con ellos, darles un abrazo y ofrecerles ayuda? Varios pasajes de las Escrituras nos desafían a tratar a los demás con compasión.
Filipenses 2:1-3 nos dice que pensemos más en los demás que en nosotros mismos, que nos ocupemos de sus necesidades y no solo de las nuestras.
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En 1 Pedro 3:8-12, se nos recuerda que la compasión significa tratar a los demás «fraternalmente».
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Colosenses 3:12-15 declara que la misericordia, la bondad y la humildad son pruebas de que Dios nos ha redimido. Mira a tu alrededor.
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Haz algo más que sentir pena por esa persona. Muéstrele tu compasión y el amor de Dios. Una medida de nuestra semejanza a Cristo es la sensibilidad ante el sufrimiento de los demás.
DIOS LOS BENDIGA
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